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Intenté ser todo para encontrar la aceptación que quería de los demás: modelo, rumbera, flaca, popular, juiciosa, entre muchas otras. Lamento dañarles el final de la historia, pero nunca lo logré, por muchos que fueran mis esfuerzos nunca recibía suficiente aceptación, ni la seguridad que esperaba que llegara cuando los demás se dieran cuenta lo que era.

Habían muchas cosas que no había logrado entender, la primera de ellas es que yo no soy un “qué” sino un “quién” y una descripción nunca va a ser suficiente para mí y mucho menos una tan superficial. Soy mucho para encajar en una palabra, porque soy todas y muchas más: mi mejor versión es mi modelo a seguir, rumbera porque cuando me ponen una canción, mis pies no pueden parar de moverse ¿Flaca o gorda? ¿Con respecto a quién o a qué? Es una descripción tan relativa que ni siquiera es válida. Popular cuándo conozco nuevas personas y aprendo de ellas, porque si no vinimos a aprender en esta vida ¿A qué entonces? y juiciosa cuando soy lo suficientemente determinada como para cumplir(me) en lo que me propongo.

Ese “me” al final de cumplir es la parte más importante de todo, no solo de la frase. Otra de las cosas que no había podido entender es que nos han enseñado todo mal, nunca iba a encontrar seguridad, nunca iba a encontrar tranquilidad incluso aunque tuviera la aceptación de los demás, el sentido correcto es el contrario, de adentro hacia afuera.

Ni porque tuviera el cuerpo 10/10, fuera la más rumbera o la más popular iba a encontrar al amor de mi vida, a esa persona, la más importante de todas no le interesaban esas cosas, no le interesaba como me veía físicamente ni cuáles eran las descripciones que los demás tenían de mí, esa persona me veía por quién era y no por qué era, esa persona estaba cerca y yo estaba mirando muy lejos, esa persona siempre había sido yo.

En el momento en que nos damos cuenta que “lo esencial es invisible para los ojos” lo entendemos todo. Entendemos que somos mucho más que un cuerpo y que nuestras inseguridades son diminutas cuando hablamos de capacidades. Entendemos que estamos aquí para mucho más que agradar a los demás y que si tenemos que cumplirle a alguien o a algo, es a nosotros mismos y a nuestros sueños. Que la vida es corta como para vivir a través de los ojos de los demás y que el que te mire y no vea mucho más que tu físico, no merece lo que hay dentro de él.

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