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8 de Septiembre
Muchas veces nos vinculamos con los otros de una manera poco sana. Algo nos dice que esto no está bien, que algo anda mal. Bien, ¡lo primero que debemos hacer es escuchar esta intuición!.
Las relaciones tóxicas son súper destructivas de tu autoestima y amor propio, envuelven estilos de manipulación por alguna de las partes, se empeñan en transgredir todo límite, carecen de responsabilidad afectiva y terminan dañando a largo plazo nuestra capacidad de amar. Así que ¡cuidado con ellas!.
Por un lado comienza con un enaltecimiento de tu persona, muchas veces te agrandan el ego, te adulan constantemente y te ponen en un pedestal. ¡Ojo! Esta puede ser una forma de manipulación encubierta.
Detrás de una persona tóxica en general hay un intento de aprovecharse de una vulnerabilidad del otro, sacarle algún provecho o simplemente dominarlo para ejercer poder.
Los tóxicos te colocan en posición de objeto, no tienen en cuenta tus emociones y en general carecen de empatía. Son personas egoístas y ególatras que solo piensan en ellos mismos y en lo que desean lograr sin importar el otro.
Imponen su voluntad sobre la tuya, no te dejan tomar decisiones o bien te hacen creer que ellos toman las mejores decisiones por tu bien o el de ambos. También pueden llevarte a cambiar tu decisión por la que ellos plantean como la correcta mediante discursos elaborados. Muchas veces dicen una cosa y hacen otra, no son consistentes, acuerdan algo con vos y luego lo cambian.
Otro modo de relacionarse tóxicamente es la co dependencia emocional. En este patrón te ubicas aceptando lo que nunca hubieras tolerado antes, por ejemplo, por miedo de perder al otro, vas más allá de tus propias fronteras. Que el otro/a esté presente te da la tranquilidad que crees necesitar, hacés todo para que se quede a tu lado, negocias lo innegociable. Te ponés en lugar de víctima o victimario alternadamente. Podés tanto hostigar al otro como ser hostigada.
Creer amar al otro de una manera única y desproporcionada o creer que el otro te ama de esa manera puede ser un indicador también. El "nadie te va a amar como yo" puede ser peligroso, porque el amor no se compara, no se mide, es único en cada persona y en cada caso.
Ser todo para el otro o que el otro sea todo para vos no es sano; las personas son libres y pueden multiplicar su amor en distintos vínculos y actividades que les guste realizar, eso no quiere decir que te amen más o menos. Los celos y la posesividad del otro deben trabajarse porque provocan mucho malestar y hacen daño.
Desaparecer para no enfrentar situaciones en lugar de comunicarlas, no hacerse cargo de lo propio y ser claro con el otro. Decir lo que el otro quiere escuchar para "zafar". Pretender que otro intuya o adivine lo que me pasa. Si te interesa este tema podés verlo más detallado en nuestra nota sobre Responsabilidad afectiva.
Las relaciones tóxicas también son impulsivas, arrebatadas y poco realistas. En momentos de enojo o pasión se dejan llevar y pueden herir al otro diciendo y haciendo cosas que luego será difícil reparar.
Ser feliz con vos misma, ser capaz de amarte y amar a otro manteniendo tus valores, tu independencia, tu identidad, tus vínculos. Ser capaz de ser feliz estando sin pareja y con ella son dos estados para los que deberás trabajar de manera consciente día a día, sabiendo que el otro no te completa sino que entre ambos se complementan y así son mejores.
Los celos pueden ser directos y expuestos o encubiertos. Revisar tu teléfono, ubicación, vestimenta, ejercer el control sobre tu persona de algún modo debe prender alarmas. El justificativo en general es "porque te amo, me preocupo, etc".
Pueden sumarse desbordes emocionales, arrebatos de ira o desregulación emocional.
También suelen poner la culpa en el otro entonces se justifica diciendo: " porque vos no me das seguridad, por ejemplo".
Sabé que nada de eso es tu culpa. Pedí ayuda si notas alguno de estos patrones. Es importante que compartas estas situaciones con alguien ya que a veces quienes ejercen relaciones tóxicas incluso de manera casi imperceptible tratan de alejarte de tus seres queridos y te aislan.
Muchas veces llegamos a estas situaciones casi sin darnos cuenta o luego de mucho tiempo. Las relaciones tóxicas son como encantadoras de serpientes.
No te preocupes, para pedir ayuda, más vale tarde que nunca.
Escuchá tu interior, evaluá los patrones relacionales actuales.
No te quedes en un vínculo que te lastima solo por el miedo a qué pasará después.
Podés evaluar establecer límites claros y hacer que se respeten.
Informate sobre relaciones sanas y hablá con tu entorno al respecto.
Podés consultar un profesional.
Lic. Lorena Laserre
@somosgrupodemujeresmas
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