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Esta es mi historia, cuando era niña no sufrí bullying directo, realmente nunca me han atacado con palabras, pero sí sufrí que me dejaran de lado. Cuando iba a la primaria hace 20 años atrás, se discriminaba mucho a los extranjeros y a los hijos de extranjeros, si bien yo era argentina, pero mi mamá era de nacionalidad boliviana, por lo cual tenía rasgos, era claro mi mamá era de otro país. Realmente, nunca me han insultado, pero sí me dejaban de lado, quizás por mi color de piel y mis rasgos, eso me dolió mucho; ya que me excluían de las fiestas de cumpleaños y los juegos en la escuela.

Todo eso, hacía que fuera más retraída y luego yo me aislada sola. Pero, cuando pasaron unos años pude cambiar. Gané más valor y empecé a tener una autoestima más fuerte. Hoy en día, soy una persona muy sociable, tengo muchos amigos y las personas me quieren y les gusta estar conmigo, pienso que nadie debería excluir al otro a tan temprana edad, porque es algo que genera el carácter.

Con los años, en mi caso tomé otro rumbo y ya no me lastimo a mí misma. Hoy soy madre, tengo dos niñas de la misma edad que tenía en esa época, les enseñó siempre a ser buenas niñas y solidarias con el otro; a pesar de que el otro fuese diferente.

He notado por experiencia como madre y con mis hijas que esto que me pasó, ya no se ve tanto como antes, y eso me alegra. Realmente, el bullying es muy doloroso en todas su formas y como madre quiero que mis hijas no lo sufran, ni se lo hagan a nadie.

Todos tenemos que aprender y enseñar a no hacer daño al otro, aprender que todos somos diferentes y que debemos incorporarnos al otro; con empatía y solidaridad. Yo quiero que el bullying se termine, que nadie más haga diferencias con nadie y espero que ello en un futuro se haga realidad. Y tú que me lees, podemos comenzar a dar un paso a la vez, para que nos unamos para que no exista más bullying.

¡Adiós!

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