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24 de Septiembre
¿Sabes cómo se ha interpretado la menstruación a lo largo de la historia? Si quieres aprender cómo se entendía este proceso femenino y cómo se explicaba en las diferentes culturas, ¡llegaste al lugar correcto! Te vamos a contar los mitos que han existido y la razón de la estigmatización alrededor de este tema. ¡Hoy te lo contamos todo! ¿Lista? ¡¡Aquí vamos!!
Ahora tenemos muy claros cuáles son los procesos fisiológicos que ocurren en el cuerpo de las mujeres cada mes, los que hacen que tengamos la menstruación, que podamos tener hijos y que tengamos hormonas cíclicas. Pero ese entendimiento no siempre ha estado y todavía nos queda un largo trecho por recorrer, ¿sabías?
A lo largo de la historia de la humanidad, los humanos hemos entendido la menstruación diferente según el conocimiento del cuerpo, la cultura y el momento histórico. Aquí te vamos a contar un poco sobre cómo ha sido este camino:
Egipto: Imagínate que en esta cultura de pirámides y faraones, se entendía la menstruación como una enfermedad que les daba a las mujeres, pero no tenía connotaciones mágicas, es decir, entendían el ciclo menstrual como una enfermedad igual a la gripa. Usaban papiros para hacer tampones y las mujeres podían descansar en los días que estuvieran menstruando, siempre y cuando no fueran esclavas.
Grecia: Hipócrates, que es considerado el primer médico de la humanidad, describió la menstruación como una enfermedad propia de los cuerpos “defectuosos” de las mujeres. Él se imaginaba que se originaba en el interior húmedo del cuerpo femenino y que la sangre debía desecharse porque era impura.Se consideraba que la cura era casarse o quedar embarazada. ¿Te imaginas?
Roma: Plinio El Viejo escribió un libro llamado Naturalis Historia, en el que decía que la sangre menstrual era ¡¡el líquido más poderoso del mundo!!, tanto para bien como para mal. Este viejo escritor también promovió la idea de que la mujer no podía ver a nadie durante un par de días, ya que podía estropear los campos de cultivo, hacer abortar a los animales y convertir el vino en vinagre.
Estas ideas se replicaron en distintas culturas y religiones, como en el judaísmo, el hinduismo y el cristianismo, hasta el punto de rechazar a las mujeres incluso cuando no tenían la menstruación.
De este periodo de la humanidad tenemos muy poca información porque la gran parte de la población no sabía leer ni escribir, entonces casi todas las costumbres de las personas solamente se pasaban por las historias que se contaban entre ellos y de padres a hijos.
Eso hace que no sepamos qué productos se usaban para la menstruación, pues era considerado algo vergonzoso, especialmente en las culturas cristianas. O sea, las occidentales.
Algunos expertos en el tema creen que se usaban trozos de tela como toallas higiénicas, que luego eran lavadas y reusadas. Además, hay algunos estudios en los que se plantea que las mujeres se ataban flores o hierbas en la cadera y el cuello para disimular el olor de la sangre.
En este periodo de la historia se continuaron creyendo muchos mitos que se habían construido antes, porque todavía no teníamos un entendimiento de por qué las mujeres sangraban cada mes.
Además, hay otro factor importantísimo: la primera menstruación llegaba más tarde (la edad promedio en Europa era a los 16 años), las mujeres tenían más hijos, lo que las hacía pasar más tiempo en embarazo, lactaban durante más tiempo y en general toda la población tenía malnutrición. Eso hacía que se perdiera el concepto de “ciclo”, ya que en realidad eran solamente las mujeres de las clases sociales más altas las que podían darse el lujo de sangrar una vez al mes.
No fue sino hasta el Siglo XX, es decir, los años 1900, en que se hicieron investigaciones científicas reales que nos permitieron entender la relación entre la menstruación y la sexualidad. Además, se le quitaron todas las connotaciones mágicas.
Un dato curioso es que fueron las dos Guerras Mundiales las que le trajeron grandes avances a la ciencia de los productos para la menstruación, especialmente por tres motivos:
Las mujeres se convirtieron en una fuerza de trabajo esencial en los países en guerra, por lo que no podían permitirse quedarse en la casa durante una semana cada mes. Eso hizo que la menstruación se normalizara y que los productos para ella fuera de venta libre.
Las enfermeras encargadas de cuidar a los enfermos y heridos se volvieron muy buenas en sus trabajos y descubrieron que la celulosa era un material increíble para absorber la sangre, por lo que ese fue el inicio de las toallas higiénicas modernas.
Los movimientos feministas cobraron fuerza hacia la mitad del siglo y muchas mujeres pudieron entrar a las grandes universidades, formarse, aprender de los mejores e investigar sobre sus cuerpos.
Un antropólogo de la Universidad de Londres, Chris Knight, publicó un libro llamado Relaciones de sangre: la menstruación y los orígenes de la cultura, que se considera el estudio antropológico más serio y más completo sobre la historia de la menstruación.
En este libro, el experto explica que la estigmatización que existe sobre la menstruación no se origina en las culturas antiguas o en el cristianismo, como durante mucho tiempo se pensó, sino que se origina en la prehistoria, mucho antes de lo que siempre habíamos creído.
¿Por qué? Pues imagínate que antes de que fuéramos Homo Sapiens Sapiens, nuestros antepasados se dedicaban a la caza de grandes animales, como tigres y leones, para sobrevivir. ¿Cuándo cazaban? Lo hacían en las noches de luna llena porque esos eran los momentos mejor iluminados del mes, por lo que había más probabilidades de lograrlo.
Los que cazaban eran los hombres, pero las mujeres tenían un papel incluso más importante. ¿Por qué? Porque eran ellas las que se aseguraban de que todos en la tribu pudieran comer y hacían que se compartiera la presa entre todos, incluyendo los enfermos y los niños.
Estos rituales hacían que las mujeres, durante las noches de luna llena, compartieran comida, fiesta y relaciones sexuales con los hombres, mientras que en las noches de luna nueva, se enfocaran en cuidar a los niños y a los enfermos y dejaran a los hombres solos para que se preparan para la siguiente caza.
El antropólogo plantea la posibilidad que la menstruación de estas mujeres se sincronizara con la luna nueva, especialmente por la malnutrición que se veía en ese momento.
Entonces, el primer tabú que surgió alrededor de la menstruación era sinónimo de la fuerza y el poder de las mujeres, ya que alejaban a los hombres para hacerse cargo de ellas mismas y de la tribu. ¡¡La menstruación era poder!!
Pero, ¿cuándo cambió esto? Sucedió que los grandes animales que se cazaban empezaron a extinguirse, con lo que se perdió el ciclo mensual de caza. Así, los grupos humanos empezaron a depender más de las pequeñas cazas y de los frutos que podían recolectar.
Esas extinciones masivas hicieron que las mujeres ya no tuvieran la menstruación al mismo tiempo y que se perdiera el imaginario mágico de ese momento del mes.
Con el tiempo, entonces, es que surgieron las antiguas culturas de las que te hablamos al principio y se crearon nuevos mitos que intentaban explicar el motivo de la sangre menstrual en las mujeres.
Si aprendiste mucho sobre la menstruación en la historia y quieres que todas tus amigas disfruten de este artículo como tú, no dudes en enviárselos para que ellas también entiendan cómo hemos comprendido este fenómeno fisiológico y hormonal a través de los siglos.
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