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14 de Febrero
La diabetes gestacional es un tipo de diabetes que puede aparecer por primera vez durante el embarazo, cuando los niveles de azúcar en la sangre aumentan debido a los cambios hormonales. Aunque suele desaparecer después del parto, no hay que subestimarla: requiere atención especial para proteger tanto tu salud como la de tu bebé, pero, ¿por qué ocurre? ¿A qué debo prestarle atención? ¡Sigue leyendo! Nosotras te contamos.
Las culpables principales son las hormonas del embarazo, que hacen que el cuerpo sea más resistente a la insulina; esto significa que el azúcar se acumula en la sangre en lugar de ser utilizado como energía. A medida que avanza el embarazo, esta resistencia puede intensificarse, ¡pero ojo! No todas las mujeres embarazadas la desarrollan, así que no entres en pánico. Te contamos algunos de los factores de riesgo para que estés siempre al tanto:
Tener más de 25 años: el riesgo incrementa con la edad.
Peso antes del embarazo: sobrepeso o antecedentes familiares de diabetes.
Antecedentes de diabetes gestacional: si la tuviste antes, las probabilidades son mayores.
Historia familiar: la genética también juega un papel importante.
La diabetes gestacional suele ser silenciosa, lo que significa que muchas veces no presenta síntomas; por eso, es fundamental realizar las pruebas de glucosa entre las semanas 24 y 28 del embarazo. Sin embargo, algunas señales que pueden alertarte son:
Sed constante.
Fatiga fuera de lo común.
Aumento en la necesidad de orinar.
Durante esta etapa, tu cuerpo enfrenta muchos cambios, como un aumento en el flujo vaginal. Para sentirte cómoda y protegida en todo momento, prueba los productos de Nosotras Maternidad, diseñados especialmente para acompañarte con suavidad y confianza.
Cuidarte es cuidar a tu bebé. Conoce tu cuerpo, escúchalo y toma las decisiones que te hagan sentir segura y tranquila durante esta hermosa etapa.
La diabetes gestacional puede traer riesgos significativos para ti y tu bebé si no se maneja adecuadamente, así que, es importante que reconozcas algunos de los principales desafíos para que sepas cómo enfrentarlos:
Macrosomía: tu bebé podría crecer más de lo esperado, lo que podría complicar el parto.
Nacimiento prematuro: un parto antes de tiempo puede traer consigo problemas de respiración o bajos niveles de azúcar en el recién nacido.
Problemas de salud al nacer: dificultad para estabilizar los niveles de glucosa en sangre.
Hipertensión o preeclampsia: complicaciones que pueden afectar tanto tu salud como la de tu bebé.
Mayor riesgo de diabetes tipo 2: incluso después del embarazo, es importante continuar cuidándote.
Cesárea: debido a posibles complicaciones, el parto natural podría no ser la opción más segura.
Sin embargo, ¡hay buenas noticias! Con un control médico adecuado y un tratamiento oportuno, puedes reducir estos riesgos considerablemente, asegurando un embarazo y un parto más seguros.
Tu cuerpo es sabio y te dará señales que no debes ignorar. Es crucial contactar a tu médico si notas:
Cambios inusuales en el flujo vaginal.
Menor movimiento del bebé.
Síntomas como visión borrosa o dolores de cabeza persistentes.
Estas podrían ser señales de niveles de glucosa descontrolados o presión arterial alta, por lo que un monitoreo constante será tu mejor aliado para mantener un embarazo saludable.
El diagnóstico se realiza a través de la prueba de tolerancia a la glucosa oral (GTT):
Primera etapa: beberás una solución azucarada, y una hora después medirán tus niveles de azúcar.
Segunda etapa: si los resultados son elevados, se hará una prueba más detallada y prolongada para confirmar el diagnóstico.
Además, el monitoreo continuo de los niveles de glucosa durante el embarazo será clave para ajustar tu tratamiento y mantener todo bajo control.
Recibir este diagnóstico puede sonar abrumador, pero hay muchas formas de cuidarte:
Adopta una dieta balanceada: llena tu plato de fibra, verduras, frutas frescas y granos integrales. ¡El equilibrio es la clave!
Realiza ejercicio moderado: actividades como caminar, hacer yoga prenatal o nadar no solo son seguras, sino también beneficiosas para ti y tu bebé.
Monitorea tus niveles de glucosa: puede que tu médico te indique hacerlo en casa para mantener todo bajo control.
Si es necesario, tu médico podría recomendarte insulina o medicamentos específicos. Recuerda que este cuidado adicional no solo es temporal, sino que asegura un embarazo mucho más tranquilo.
Si bien no siempre es posible prevenir la diabetes gestacional, existen ciertos hábitos que pueden ayudarte a reducir el riesgo:
Mantener un peso saludable antes del embarazo y evitar ganar peso en exceso durante la gestación.
Seguir una dieta balanceada desde el inicio, que incluya alimentos ricos en nutrientes y bajos en azúcar.
Realizar actividad física regularmente. Mantener una rutina de ejercicio durante el embarazo ayuda a mantener el nivel de glucosa estable.
No dejes de disfrutar esta hermosa etapa; toma las precauciones necesarias y recuerda toda la magia que estás viviendo justo ahora.
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