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26 de Mayo
Si alguna vez has dicho o pensado que tienes “dolor de ovarios”, llegó el momento de informarte bien antes de volver a mencionarlo. Después de conversar con nuestra ginecóloga experta Laura Jaramillo, podemos decirte con certeza que ese dolor no existe como lo imaginas. Pero entonces, ¿qué es lo que estás sintiendo y qué puedes hacer para aliviarlo? ¡Ponte cómoda y lee el artículo completo!
Antes de entrar en materia, es súper importante que entendamos qué son los ovarios, dónde se ubican y cuáles son sus funciones, ¡te lo explicamos mejor!
Todas nosotras tenemos dos ovarios, uno a cada lado del útero, y su tamaño es aproximadamente el de una almendra. Aunque son pequeños, juegan un papel esencial en nuestro sistema reproductivo.
Los ovarios son los encargados de producir y almacenar los óvulos, además de liberar hormonas como el estrógeno y la progesterona, que regulan nuestro ciclo menstrual.
Cada mes, en un ciclo menstrual regular, nuestro cuerpo se prepara para un posible embarazo. Alrededor del día 14, uno de los ovarios libera un óvulo en un proceso llamado ovulación. En cada ciclo, cada ovario tiene entre 10 y 20 folículos, pero solo uno de ellos madura lo suficiente para liberar un óvulo, que viajará por las trompas de Falopio para ser fecundado por un espermatozoide. En caso de no suceder, los niveles de progesterona caen y se produce nuevamente la menstruación.
Ahora bien, muchas veces escuchamos hablar de "dolor de ovarios", pero ¿realmente los ovarios duelen? ¿O hay algo más detrás de esas molestias?
Para referirnos al “dolor de ovarios”, empezaremos reemplazando este término por: dolor pélvico.
Se trata entonces de un dolor en la parte baja del abdomen que puede tener múltiples causas, y no siempre son ginecológicas. De hecho, detrás de ese dolor pélvico puede haber condiciones gastrointestinales, urológicas, musculoesqueléticas, psicosociales e incluso oncológicas. Por eso, es importante prestar atención a las señales de nuestro cuerpo y, sobre todo, estar siempre bien informadas.
Así que, ¡no! Cuando a una mujer le duele bajito, no necesariamente son los ovarios.
Según nuestra especialista, Laura Jaramillo, una de las primeras causas ginecológicas que debemos descartar es el periodo, ya que muchas de nosotras experimentamos ese dolor pélvico durante los días que menstruamos debido a las contracciones uterinas que ayudan a expulsar el tejido y la sangre menstrual.
Sin embargo, si este dolor aparece fuera de nuestro periodo, puede haber otras razones detrás que veremos a continuación:
Esta es una de las causas más frecuentes y a menudo también se relaciona con la menstruación. Los quistes pueden formarse en el ovario que liberó el óvulo, ya sea en el lado derecho o izquierdo, como parte del proceso natural de la ovulación. Por eso, es común que podamos presentar más dolor de un lado que del otro.
Estos se dan cuando el folículo se rompe para liberar el óvulo, pero en algunos casos, en lugar de reabsorberse, puede llenarse de líquido y convertirse en un quiste.
Aunque su nombre suene alarmante para nosotras, en la mayoría de los casos los quistes son inofensivos y con el tiempo desaparecen solos, sin embargo, es súper importante realizarles seguimiento y buscar un tratamiento si aumentan su tamaño.
Embarazo ecto…¿qué? ¡Otras de las razones por las que puedes estar presentando un dolor pélvico intenso! Se produce cuando el óvulo fecundado no se implanta exitosamente en el útero y comienza a formarse fuera de él, provocando daños en los órganos vecinos y, con ellos, mucho dolor. Es importante que, si tienes sospechas de un embarazo, vayas con tu ginecóloga para asegurarte de que todo esté avanzando bien.
¡Presta atención a las señales! Si notas un sangrado abundante que no parece menstruación y que viene acompañado de un dolor pélvico inusual, no dejes que el tiempo siga pasando y consulta con un especialista ya que podría tratarse de un aborto espontáneo, no es lo que muchas quisiéramos experimentar -lo sabemos- pero debemos estar alertas y evitar cualquier complicación que ponga en riesgo nuestra salud.
¡También son posibles causas que entran en la lista del dolor pélvico! Los teratomas ováricos son un tipo de tumor que se forma en los ovarios y, aunque la palabra "tumor" pueda sonar aterradora para nosotras, la mayoría de ellos son benignos. Te invitamos a leer nuestro artículo completo sobre teratomas ováricos. Estos quistes suelen contener tejidos como cabello, ojos, piel o grasa (suena rarísimo, pero es real) y pueden crecer lentamente sin causar síntomas durante mucho tiempo. Sin embargo, cuando alcanzan un tamaño considerable o sufren torsión ovárica, pueden provocar un dolor pélvico intenso, hinchazón abdominal y otras molestias que nos harán visitar a nuestra ginecóloga de confianza.
Conocida como EPI, se trata de un desorden inflamatorio que, con el tiempo puede comprometer no solo nuestro útero, sino también las trompas de falopio y los ovarios. Según lo explica nuestra especialista, puede derivarse de una infección o ITS (Infección de Transmisión Sexual) que pasa desapercibida y, al no ser tratada, puede generar inflamación, abscesos ováricos u otros daños irreversibles en nuestro sistema reproductor. ¡Puede presentarse de tres formas!
De tipo aguda: aparece de repente (en menos de dos semanas) con dolor pélvico fuerte, fiebre, flujo con mal olor, sangrados irregulares y ganas constantes de ir al baño. La buena noticia es que se trata con antibióticos si se detecta a tiempo.
De tipo subaguda: aquí es cuando la infección no da la cara, pasa desapercibida y va dejando daño sin que te des cuenta. Muchas mujeres descubren que la tienen cuando intentan quedar embarazadas y no pueden porque sus trompas están afectadas.
De tipo crónica: se siente como un dolor abdominal constante, acompañado de fiebre intermitente y hasta pérdida de peso. En estos casos, los médicos buscan causas menos comunes, como hongos o incluso tuberculosis pélvica.
Si tu dolor pélvico no es ocasional y se vuelve algo frecuente o intenso, es posible que haya una condición ginecológica crónica detrás, por ejemplo:
La endometriosis que ocurre cuando el tejido que normalmente recubre el útero crece fuera de él, causándonos un dolor fuerte, inflamación y hasta problemas de fertilidad.
La adenomiosis, que se conoce como la endometriosis pero del útero, se presenta cuando el tejido endometrial crece dentro de la pared muscular del útero, provocando sangrados abundantes y dolor menstrual intenso.
Síndrome de vejiga dolorosa que, aunque no es una condición ginecológica como tal, puede afectar la vejiga y confundirse con un problema en los ovarios.
Recuerda que no hay por qué normalizar un dolor pélvico, mucho menos cuando este se interpone en nuestras actividades diarias, así que cuando sientas que una molestia no te deja continuar con tu rutina, ¡agenda una cita con tu ginecóloga!
¡Sí! De hecho, esta es una de las preguntas más frecuentes. Es completamente normal sentir dolor pélvico cuando nuestro embarazo está iniciando, sin embargo, siempre será mejor llevar un control con nuestra ginecóloga y explicarle todos estos síntomas para poder tener la tranquilidad que tanto necesitamos en esta etapa. A menudo el dolor pélvico, esa “pesadez” o esa sensación de estar más inflamaditas de lo normal, puede sentirse como cuando nos va a llegar el periodo. Siempre y cuando este dolor no venga acompañado de sangrado, molestias para orinar o flujos inusuales, ¡podemos estar tranquilas!
Aunque no tengamos una guía milagrosa porque sabemos que todos los dolores pueden venir de causas completamente diferentes, nuestra especialista nos dio algunos consejos para tratar el dolor pélvico y queremos compartírtelos:
Con una bolsita térmica, un paño caliente o incluso una botella con agua (porque aquí sabemos improvisar), puedes alternar entre calor y frío sobre la zona donde sientes dolor. Esto te ayudará a relajar los músculos, reducir la inflamación y sentirte mejor.
La alimentación juega un papel clave. Si el dolor es crónico, asegúrate de descartar cualquier problema en el colon y presta atención a los alimentos que consumes. Algunos pueden causar inflamación sin que te des cuenta, así que escucha a tu cuerpo y toma decisiones pensando en él.
Practica ejercicios de Kegel, ¡por favor! Si quieres que tu cuerpo te lo agradezca después, incluye estos ejercicios en tus rutinas diarias. Te sorprenderá todo lo que pueden hacer por ti, por tu vida sexual, por tu parto y tu salud pélvica.
¡Yoga y más yoga! Cuando se trata de aliviar dolores pélvicos, el yoga puede hacer mucho por nosotras. Posturas como el niño, la mariposa o el puente pueden ayudarte a sentirte mucho mejor.
Por último, ¡prepara tu Stanley o tu termo preferido y que nunca te falte agua en él! Parece un consejo simple, pero beber suficiente agua puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la digestión
A los 40 todavía podemos ser mujeres fértiles y por lo tanto el dolor pélvico puede estar asociado a todas las causas que te mencionamos anteriormente. Sin embargo, al llegar la menopausia, esa etapa en la que los niveles de estrógeno comienzan a disminuir, nuestro cuerpo experimenta varios cambios y nuestros ovarios se apagan, el dolor pélvico puede deberse a otras razones como fibromas uterinos, quistes ováricos persistentes, endometriosis o problemas en el suelo pélvico. ¡Visita a tu ginecóloga si es tu caso!
Hay dos consejos que nunca nos cansaremos de darte; el primero es nunca faltar a tus controles periódicos con tu ginecóloga de confianza, esto te ayudará a que te realices los exámenes médicos correspondientes y puedas descartar cualquier condición a tiempo; el segundo, es escuchar a tu cuerpo, comprender tus ciclos y creerle al sexto sentido que te avisa cuando algo no va bien.
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